Decían que iban a estar 2 millones y medio y la verdad, me entró pánico. Y es que ya he sufrido los desfiles del orgullo gay, eso sí muy divertidos y con muchos amigos, pero con demasiado calor, empujones y agobios. Así que celebramos el susodicho día en mi casa. Eso sí, a la una fuera de casa a respirar el ambiente de Gran Vía. Calles cortadas, masas de gente y lo más fuerte, al regreso a las 7 de la mañana seguía la gente de fiesta en avalancha. De hecho perdimos a unas amigas por toda la gente que había, demasiada. Eso sí, el Morocco como siempre lleno de frikis y muy buena fiesta.
De esa noche: como acabar rodeada de hombres, tal cual, en plan jauría de lobos sobre corderos; y la fiesta a las 7 de la mañana en la calle fuencarral, bailando y cantando y tocando los cubos de basura a modo de timbales (yo solo bailaba).
Lo más friki: sin mencionar nombres, una de nosotras (no estamos todas en la foto) acabó cuidando de un ligue en el banco porque del pedo que llevaba se le "murió" en Gran Vía. La entran dos ecuatorianos y le ofrecen sexo salvaje. Tan desesperada estaba que agarró la mano de su ligue medio muerto y les dijo: "está conmigo, saluda", y utilizó al pobre chico como José Luis Moreno con sus muñecos, literalmente cogió su mano y la movió para que diera señales de vida a los ecuatorianos (muy tontos por cierto para creerse que estaba saludando). Y como dice ella: " no le iba a dejar allí tirado inconsciente, con la tripa al aire para que le robaran la cartera!" (esto último es un guiño a los de Moraira, porque la historia del tripalairecomercial que perdió el conocimiento del pedo y apareció en un banco sin cartera, ya la conocen todas)
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