Hoy huye de mí,
quien se acercaba antaño con los pies descalzos
a las puertas de mi cuarto
Era dulce, dócil y fiel
Y hoy es cruel.
Ya ni siquiera recuerda que a veces
se ponía en peligro para venir a comer de mi mano.
Hoy deambula buscando tan solo un cambio constante.
Hoy huye de mí,
quien se acercaba antaño con los pies descalzos
a las puertas de mi cuarto.
Le debo la fortuna
que en otro tiempo mi dicha fuera entonces mayor.
Pero hubo un día en especial,
cuando le ví ante mí con finos atavíos,
y ví caer su ropa resbalando por sus hombros,
y me tomó en sus brazos tan suaves,
y luego dulcemente me besó,
y dijo en queda voz:
“Mi amor, te hago feliz así”.
Y no fue un sueño
Estaba bien despierta.
Pero hoy deben cambiar mis sentimientos
y convertirse en una extraña forma de olvido.
Debo renunciar a su bondad.
Pero puesto que a él le entregué mi pasión y mi alegría
querría saber hoy
si en verdad lo merecía.
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