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lunes, 10 de marzo de 2008

De todo lo visible y lo invisible

... Pero una vez que Ruth había comprendido por fin lo que significaba la palabra enamoramiento, empezaba a decidir que ese estado no le gustaba nada, por lo terriblemente impreciso que era. No podía soportar esa horrible sensación de no tener ni la menor idea de lo que el objeto de su amor estaría pensando... Y eso era angustioso. Y Ruth se repetía a sí misma que algo fallaba en aquel entramado, porque ella entendía el amor como felicidad, y se sentía, por supuesto, feliz al poder tener a Juan enfrente, pero infeliz porque no sabía si volvería a tenerle enfrente alguna vez. Todo este misterio de la naturaleza y posible definición de su enamoramiento le parecía tan sorprendente como el hecho de que se hubiera enamorado precisamente de Juan y no de otro. ¡Anda que no corrían hombres por el mundo! Y entre todos los que había, había muchos -de eso estaba segura- que estarían más que encantados de dejarse abrazar por ella. Pero al igual que las esfinges no revelan su secreto, por muchos siglos que hayan transcurrido desde su construcción, tampoco había mucha esperanza de que ese misterio -¿por qué precisamente él y no otro?- se desvelase, aunque, por supuesto, había muchas explicaciones para la elección: era guapo, era inteligente, era culto, sensible, ingeniosos, y..., y aparentemente más reservado que el MI5.
En el transcurso de una de sus numerosas discusiones, Pedro le dijo una vez a Ruth: "Tu único problema es que no eres resistente a la frustación". Y aquella misma noche Ruth subrayó en el libro de Goethe que estaba leyendo las palabras que Mefistófeles le dijo a Fausto: "Nunca aprenderás a vivir hasta que no tengas confianza en ti mismo: cuando la tengas, podrás conseguir lo que quieras".....y se le estaba olvidando que nadie puede hacer feliza a quien no sabe o no quiere hacerse feliz a sí mismo. Así que toda aquella historia de enamoramiento no compartido venía a resumirse, en el fondo, en el leimotiv que caracterizaba la vida de Ruth: en la persecución de la siempre esquiva felicidad....


Extracto de De todo lo visible y lo invisible, Una novela sobre el amor y otras mentiras de Lucia Etxebarria

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